Sé que ya es repetitivo tanto el nombre de Kim Kardashian como los debates sobre el culo que tiene, la mayor parte del tiempo todo termina peor de lo que empieza y nos vamos a ver sus fotos desnuda y su sextape en el respaldo de nuestros archivos de utilidades. Y por más atractiva que sea la redacción que presenta las nuevas fotos de Kim, no habrá nada nuevo de ella. Y muchos de nosotros ya estamos al punto de llegar a creer que realmente es troll. ¡Si, un troll mítico – como sugieren en South Park – y no solo uno de internet!
Pero dos de las tres neuronas que llevamos en la cabeza terminan traicionándonos cuando la miramos en traje de baño, porque igual se sigue viendo mejor que esa vecina soltera con muchos gatos que todos tenemos, y que en los momento de crisis hemos pensado en follarnos. Luego terminas masturbándote y llorando.
Aunque debemos seguir siendo exigentes con ella, presionarla hasta que vuelva a mostrar su cuerpo ya viejo y flácido desnudo para destruir su imagen, o bien, llevarla al suicidio. Es que cuando te haces famoso por hacer absolutamente nada útil, debes esperar que tus fans sea personas que realmente esperan mucho sin hacer nada tampoco. Esa clase de personas que se enojan porque no tienen jamón y jamás han comprado jamón para que su nevera albergue el embutido.
Básicamente esta charla llego al punto de lo absurdo, pero eso es lo que provoca una celebridad de igual calibre, además de que luego de ver las fotos del culo celulítico de la K West terminamos en el misma depresión y tristeza que antes de estar buscando algo con que alegrarnos el día.